Ágora: La importancia de la Filosofía

 Ágora: La importancia de la Filosofía

Pablo Manuel Ramos Vallejo

“La Filosofía es la Verdad, medicina del Alma”

Cicerón, Marco Tulio

 

La Filosofía según el origen de la palabra: Philos=Amor, Sophia=Sabiduría (atribuido a Pitágoras, siglo VI a.C.), significa amor a la sabiduría; y por su naturaleza se puede definir como: “La Ciencia de todas las cosas, según sus últimas causas conocidas con la luz natural de la razón”. La Filosofía, no es otra cosa que el intento del hombre por saber, por explicarse en uso de la razón, su situación en el universo. La Filosofía es, en efecto, una ciencia, es decir, mientras que el conocimiento vulgar se limita a la constatación de un hecho, el conocimiento científico nos da la explicación, nos señala el porqué, la razón, la causa.

Rodeado en el principio de oscuridad; ignorante respecto a todo; temeroso de cuanto lo envolvía; antes de razonar, el hombre se encerró en las explicaciones mágicas y esotéricas; en tabúes rituales y tribales, en explicarse todo en base a los llamados mitos. Fue así, que de la mente del hombre, nacieron toda clase de monstruos, súper bestias, súper hombres llenos de poderes y capaces de hacer llover, lanzar truenos y relámpagos; hacer temblar la tierra o devorar a la gente; dueños del mundo y del universo desconocido. Para los hombres primitivos, la mitología era la única verdad para explicar todas las cosas misteriosas. El ser humano le fue perdiendo el miedo a las cosas, en cuanto empezó a razonar sobre las contradicciones existentes en los mitos y ver más allá de su fantasía; es decir, cuando dejó de pensar mitológicamente y empezó a hacerlo lógicamente, fue que nació la Filosofía. Misma que progresa lentamente, con el crecimiento del hombre mismo; dejando el primer rastro de la verdad encontrada dentro del misticismo por los pueblos orientales.

Toca a los griegos, iniciando con Tales de Mileto, el honor de haber dado origen a una doctrina de mayor y profunda verdad, acerca del origen, de la naturaleza, de la finalidad del mundo y del hombre, principalmente por la obra de sus tres grandes filósofos: Sócrates, Platón y sobre todo Aristóteles.

La Filosofía, no es una simple unidad de ciencias, ya que es un conocimiento de grado más elevado, donde de las causas próximas se eleva a las últimas. La causa inmediata de un hecho, no es suficiente para agotar la explicación, ella puede a su vez, exigir una razón ulterior; iniciando, un proceso que persiste de causa en causa, hasta llegar a las últimas, que trascienden el campo experimental, perteneciendo así, al campo propio de la Filosofía; Aún cuando se dedique al estudio de Dios, este conocimiento de las últimas causas, lo busca la Filosofía con la luz natural de la razón, contrariamente a la religión, que lo busca con la luz sobrenatural de la fe. Aunque en este aspecto podemos afirmar, que posteriormente a las bases filosóficas creadas por los Griegos; en el siglo IX de nuestra era, se abrieron escuelas para enseñar a los estudiosos de aquellos tiempos, las principales verdades de la Filosofía y de la Religión armonizadas con un sistema orgánico, el cual fue llamado “La Escolástica“.

Es preciso aclarar que hoy en día tenemos clasificadas para su estudio y comparación dos grandes corrientes filosóficas en el mundo: La Oriental y la Occidental; y podemos diferenciarlas en que la Filosofía Occidental ha buscado predominantemente, explicar científicamente lo material de este mundo; contrastando con la Filosofía Oriental que por su componente tradicionalista y su interpretación mística de la realidad, busca sustancialmente la parte espiritual. Según datos, por ser más antigua la Filosofía Oriental influye marcadamente en las dos grandes escuelas, tanto en la Idealista, como en la Materialista, en que se divide la Filosofía.

El hombre creó a la Filosofía por el simple hecho de intentar resolver diversas preguntas sobre el tiempo, el espacio, el universo, las causas y reacciones de cada acontecimiento. Por otra parte, el buscar respuesta a la pregunta más sencilla, pero a la vez más complicada que el hombre se ha hecho y que aún no ha podido resolver; que es, “encontrar el verdadero significado de la vida y de la existencia misma”. Es ahí donde radica la importancia de la Filosofía, ya que por medio de ésta, el hombre puede llegar a un conocimiento más acertado de las razones del mundo, ya sean físicas o emocionales, dedicándose de esta manera a la búsqueda de la sabiduría, pero no como sabiduría en sí, ni como un todo, ni como un hecho, ni concepto, sino como algo profundo, que oriente al hombre sobre el comportamiento de la naturaleza y de sí mismo, mediante la reflexión, el cuestionamiento, el razonamiento y en su caso en la investigación.

La importancia de la filosofía reside en el simple hecho de que el hombre se pregunte y encuentre esas respuestas, que lo hagan llegar al total conocimiento, y así, justificar ciertos hechos universales, que no ha podido resolver y de este modo, alcanzar una visión más amplia de la vida y de la realidad, teniendo una comprensión más desarrollada de sí mismo, así como de su entorno y de las capacidades y límites que tiene el hombre en la vida. Por lo tanto, la Filosofía es una ciencia creada por y para el hombre, donde su práctica lo eleva por encima de todo lo existente y lo diferencia de los demás seres y de la naturaleza misma, debido a esa dualidad física y espiritual propia de su ser.

Para practicar la Filosofía, no es necesario ostentar títulos académicos o nobiliarios, ni pertenecer a determinada clase social, la Filosofía corresponde al ser humano, su praxis es un patrimonio que lo distingue en el Universo conocido. Sin embargo a pesar de los grandes conceptos legados por estudiosos sabios practicantes de la Filosofía, es decepcionante ver en estos tiempos, que muchos hombres renuncian no solo a razonar, sino a pensar. En la actualidad, el hombre para evitarse conflictos le basta imitar lo que hace la mayoría sin detenerse a reflexionar su decisión. Incluso, es frecuente escuchar que la culpa de los males que en los siglos XX y XXI han afligido a la humanidad, se encuentra en la filosofía moderna, sea por el individualismo de Descartes, el colectivismo de Marx o el nihilismo de Nietzsche. Quienes hacen afirmaciones así, suelen añadir, que el problema más grave del momento presente, es que la cultura ha adoptado “una mala filosofía”, un sistema erróneo de pensamiento. Esta posición resulta relativamente cómoda, pues traslada la solución de los problemas al trabajo de unos especialistas, los pensantes, los Filósofos; que son quienes deberían proporcionar las soluciones, mientras se estima que el individuo común, lamentablemente no puede hacer nada. Sin embargo, esta manera de enfocar las cosas, de considerar que hay “filosofías buenas y malas”, no es la mejor manera de abordar esta cuestión crucial.

No es que no sepamos lo que nos pasa, ni tampoco que “pensemos mal” o que hayamos optado por una “mala filosofía”. Lo que nos pasa es más bien, que nuestra sociedad ha renunciado a pensar. Quien se detiene un momento a reflexionar, advierte de inmediato que en el mundo globalizado, cualquier forma de pensamiento libre y creativo, ha caído víctima del ensordecedor ruido general. Aquello que escribió Pascal de que «toda la desgracia de los hombres viene de una sola cosa: el no saber reflexionar» es ahora más verdad que nunca. Pensar es difícil, no proporciona una gratificación instantánea, como la mayor parte de las cosas que usamos o consumimos. En este tiempo, quien piensa, es considerado a menudo como un ser extraño, como un amargado, como una persona fuera de la realidad. Debemos recordar a la humanidad que no se puede vivir sin pensar, que no podemos trasladar nuestras decisiones a otros; sean las modas, las mayorías o la tradición. Sócrates, el primero de los filósofos, se veía a sí mismo como un tábano puesto sobre su ciudad, Atenas, para que no se amodorrara, su tarea era enseñar a pensar con libertad. Decía: “Más vale padecer el mal que cometerlo”, afirmaciones como ésta, le llevaron a ser condenado a muerte. Posiblemente, nunca ha estado de moda pensar.

En la convivencia humana en todos sus niveles: desde la familia hasta la comunidad internacional, pasando por la sociedad de vecinos, la organización  profesional o por supuesto, el parlamento de una sociedad democrática. Muchos renuncian a pensar, precisamente para evitarse conflictos, basta con hacer lo que hace la mayoría. “Lo hacen todos” es el argumento moral definitivo, en favor de una posición cualquiera, porque los exime de pensar.

Este hecho lo tenemos muy presente los mexicanos cuando ejercemos el voto para elegir gobernantes, cuando nos arrastra el consumismo auspiciado por los medios de comunicación o para celebrar ruidosamente cualquier acontecimiento por insignificante que sea. Las mismas estructuras materiales, simbólicas, mentales que hemos construido los hombres; entre ellas, el poder con su demagogia, el circo armado alrededor de los espectáculos masivos, ya sea futbol profesional o conciertos de música grupera, se han convertido en un poderoso instrumento para impedir el pensar; como ejemplo, la falsaria ideología de los partidos políticos; al generar un pensamiento parametral, conformista y tendencioso, que incitan al hombre a no razonar, sólo a dar su apoyo por causas desconocidas, a cambio de promesas quiméricas.

Cuando se condiciona al hombre a estas situaciones, es que se convierte en subordinado-tirano de otros, a quienes los subordinaron a la misma lógica en la que se encuentra atado; y es una cadena que sólo el interés personal, el egoísmo, la ignorancia y estupidez humana lo permite.

Para culminar podemos afirmar que, la Filosofía es la madre de todas las ciencias, por la universalidad de su objeto material y por la elevación de su objeto formal. Porque el preguntar, indagar, buscar, reflexionar y elaborar teorías, es metodología en común de ellas.

“La importancia de la Filosofía” y más aún, la Praxis Filosófica dentro de nuestro andar en la vida, es esencial. Estudiarla nos enseña lo que han pensado y resuelto otros pensadores sobre temas que a todos alguna vez nos agobiaron. Sirve para agudizar el intelecto y ejercitar deducción, inducción, y demás operaciones cognoscitivas. Y aunque  algunos podrán objetar que, con la práctica Filosófica, no solucionarán ningún problema de carácter económico, laboral o del “diario vivir”. Puede ser, pero no podemos negar que nos potenciará como pensadores, capaces de comprender íntegramente los misterios que encierra la vida humana, y como consecuencia lógica, florecerán en nosotros, las más excelsas virtudes y las más exquisitas bondades.

Es Cuanto….

Isauro Gutierrez